Se llama forja el tratamiento mecánico en caliente; es decir, cuando la deformación se efectúa
a temperaturas por encima de la de recristalización.
Mediante este tratamiento pueden obtenerse
grandes deformaciones sin que se produzca
acritud.
Si la aleación está formada por diversos constituyentes, debe tomarse como temperatura de
forja la correspondiente al constituyente que
tenga la temperatura de recristalización más elevada.
Pero es muy importante no subirla demasiado,
pues el tamaño de los granos podría aumentar
en exceso. Si tanto se ha elevado que se acerca a
la de fusión, el metal pasa a tener una estructura
de granos muy grandes y se debilita. A este fenó
meno se le llama quemado, y es imposible compensarlo con ningún otro tratamiento.
La forja da lugar a:
a) Afino del grano, por trituración y reconstrucción del mismo en un tamaño más pequeño.
b) Soldadura de las porosidades y sopladuras
internas.
c) Mejora de la macroestructura, por deformación y orientación de los granos, lo cual crea una
especie de fibra.
Todo ello se traduce en una mejora de las características, si bien la creación de fibra da lugar a
ciertas propiedades direccionales que aumentan
a aquellas en el sentido de la fibra y las reducen
transvcrsalmente.
La intensidad de la deformación la da el coeficiente de forja, que es la relación entre las
secciones inicial y final de la pieza sometida a
aquélla.
Según la clase del trabajo y su forma de ejecución, la forja se denomina laminado, embutido,
aplanado, estirado, recalcado, extruido, estampado, etc.
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