Aceros aleados
Son aquellos que, además del carbono, contienen otros elementos en cantidad suficiente como
para alterar sus propiedades. Respecto de su
composición, pueden ser de baja y de alta aleación.
Seguidamente se citan los elementos que pueden contener los aceros, tanto deseables como
indeseables, en forma de impurezas, agrupados
según la influencia que ejercen.
Elementos que aumentan la dureza. Fósforo,
níquel, silicio, aluminio, cobre, cobalto, manganeso, cromo, wolframio, molibdeno, vanadio y titanio. Los siete últimos aumentan la dureza y la
conservan a elevadas temperaturas.
Elementos que modifican los puntos críticos.
Bajan los puntos críticos (temperaturas de transformación): níquel, manganeso y cobre. Elevan
los puntos críticos: molibdeno, aluminio, vanadio; wolframio y silicio. El cromo los eleva en aceros de alto contenido en carbono y los baja en los
de bajo contenido.
Elementos que influyen en el tamaño del
grano. Titanio, vanadio y aluminio limitan el crecimiento del grano de la austenita.
Elementos que influyen en la templabilidad.
La aumentan: manganeso, molibdeno y, en menor proporción, cromo, silicio y níquel. La disminuye el cobalto.
Elementos que influyen en la resistencia a la
corrosión. El cromo favorece la resistencia a la
corrosión. El molibdeno y el wolframio, la resistencia a la oxidación.
La adición de estos elementos supone disponer
de materiales que bajo determinadas circunstancias —como el calor, tipos de ácidos o salinidad— no sufran alteraciones que pudieran llegar
a la perforación por corrosión.
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