Los metales sometidos a una deformación en
frío van perdiendo con el tiempo parte de su
acritud y recobran parcialmente sus características mecánicas iniciales, disminuyendo también las tensiones producidas por la deformación.
Este efecto que disminuye la acritud se llama
restauración y se logra sin que cambie la estructura granular del metal, pues los granos siguen
siendo alargados y deformados.
La recristalización consiste en transformar los
granos alargados por la deformación en granos
equiaxiales calentando el metal por encima de
una temperatura determinada para cada metal o
aleación (600 o 700 °C para el acero).
Se diferencia de la restauración porque realiza una reconstrucción total de la estructura micrográfica del
metal y, por tanto, recupera totalmente sus pro-
piedades mecánicas iniciales.
La recristalización se logra prácticamente por
medio del recocido contra acritud que ya hemos
mencionado.
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