Ya se ha indicado anteriormente que en algunos
metales, como el aluminio, se forma una película
en su superficie que detiene la corrosión apenas
iniciada. Se dice que estos metales tienen una
pasividad natural contra la corrosión.
También
puede conseguirse la pasividad tratando previamente el metal; por ejemplo: sumergiendo una
pieza de acero en ácido nítrico concentrado, resulta inatacable por el ácido nítrico diluido, lo
cual se expresa diciendo que la pasividad la ha
provocado un pasivador.
El metal base protegido por una capa de minio
(sobre todo si está a la intemperie) es más resistente a la oxidación que si se empleara cualquier
otro producto.
Los pasivadores más empleados son el minio
(óxido de plomo) y el cromato de cinc, ambos
muy útiles como aplicación previa al pintado sobre piezas de acero.
La diferencia entre el minio (pasivador) y una
pintura antioxidante es que, si se hace una raya
en la pintura que descubra el metal, éste resultará atacado, lo cual no sucede si la superficie
está recubierta con minio.
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