Metales industriales no férreos
Los productos siderúrgicos ocupan actualmente
un lugar preferente en el conjunto de los materiales metalúrgicos, debido a la gran variedad de características que se pueden conseguir, a un coste
relativamente bajo, mediante fundición, forja,
mecanizado, soldadura, etc., complementadas
además por los tratamientos térmicos.
No obstante, la mayoría de los productos férreos
presentan el inconveniente de corroerse con facilidad, o, en otros casos, sus propiedades no son satisfactorias para ciertas aplicaciones. Por otra
parte, las exigencias de la técnica moderna han
impuesto una disminución de peso a igualdad de
resistencia y una mayor resistencia mecánica y a
la corrosión a temperaturas elevadas.
Por las razones expuestas, se utilizan otros metales y aleaciones distintas de las siderúrgicas,
como cobre, aluminio, magnesio, plomo, estaño,
cinc, etc.
Aluminio Es el metal más abundante en la naturaleza y se
encuentra en gran número de minerales (feldespato, arcilla, corindón), siendo la bauxita y la criolita los empleados en su metalurgia. Se obtiene
mediante proceso electrolítico.
Sus principales características, cuando está prácticamente puro, son:
• Color blanco azulado.
Muy buena ductilidad y maleabilidad.
• Peso específico de 2,7 kg/dm3.
• Temperatura de fusión de 660 °C.
• Buena conductibilidad eléctrica y térmica.
• Muy buena resistencia a la corrosión.
Según el proceso de elaboración, su pureza y aplicaciones, se distinguen las siguientes variedades:
a) Aluminio de primera fusión (93 a 99,7 %).
b) Aluminio de segunda fusión (98 a 99 %).
c) Aluminio para desoxidación del acero (86 a
92 %).
d) Aluminio de 99,5 % para forja.
e) Aluminio de 99 % para forja.
Las dos variedades de aluminio para forja se suministran en forma de laminado y chapas y tienen
distintos grados de acritud (semiduro o duro) o
están cocidas.
Sus aplicaciones son muy numerosas, debido a
sus características:
Por su bajo peso específico, se emplea en construcciones de estructura metálica, construcciones aeronáuticas y vehículos de transporte (trenes, automóviles).
Por su buena conductibilidad eléctrica, se usa
como conductor en líneas de alta tensión.
Por su resistencia a la corrosión, para utensilios
de cocina, depósitos, chapas para cubiertas de
edificios, etc.
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