Son los formados exclusivamente por cobre y estaño (bronces), aunque, en la práctica, algunos
poseen pequeños porcentajes de otros elementos (bronces fosforosos y bronces rojos).
Los tipos de bronces ordinarios más utilizados
son:
Bronce de medallas. Contiene de un 5 a un
8 % de estaño. Presenta excelentes cualidades
para moldeo y resistencia a la corrosión.
Bronce de cañones. Contiene de un 8 a un
12 % de estaño. Ofrece buena resistencia a la corrosión y sus características mecánicas son mucho mejores que las del bronce de medallas.
Bronces fosforosos. Son bronces ordinarios
que contienen de un 4 a un 12 % de estaño y que
se han desoxidado con fósforo, quedando del
mismo, en la aleación, un porcentaje muy pequeño (del orden de 0,03-0,25 %). Son de mejor
calidad que los otros bronces y más moldeables.
Bronces rojos. Con unos porcentajes de cinc
y de plomo pequeños, son más moldeables y más
fáciles de mecanizar que los bronces fosforosos;
por esto, y siendo más baratos, los sustituyen.
Los bronces ordinarios pueden recibir los mismos tratamientos que los latones y sus aplicaciones son muy numerosas, debido a sus características de rozamiento (cojinetes, engranajes),
moldeabilidad y resistencia a la corrosión (grifos, válvulas), aspecto permanente (monedas,
medallas, estatuas), sonoridad (campanas) y resistencia mecánica (piezas de maquinaria).
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