En los trabajos de Forja, doblado, enderezado,
torneado, etc., en los aceros se desarrollan tensiones internas que deben eliminarse antes de
templar la pieza, pues en otro caso darían origen
a la formación de grietas. Para eliminar estas
tensiones internas se procede al recocido de las
piezas, que consiste en calentarlas y enfriarlas
lentamente.
El recocido antes del temple se recomienda no
sólo para las herramientas que acaban de ser
preparadas, sino también siempre que hayan de
templarse las que, hallándose en uso, están
siendo sometidas a choques.
Cuando se rebasa la temperatura indicada para
el recocido, se dice que el acero está recalentado',
si se exagera más la temperatura, el acero está
quemado.
El primero puede regenerarse calentándolo de nuevo en presencia de carbono; el
quemado no puede regenerarse.
Al calentar los aceros para su temple es preciso,
si se utiliza la fragua, emplear carbón de madera
o coque. La temperatura del temple depende de
la clase del acero, por lo que se debe consultar
a la casa suministradora. Para los aceros corrientes suele ser:
• Hasta el rojo cereza oscuro (700 ÜC) para
aceros duros.
• Hasta el rojo cereza (800 ÜC) para aceros
de dureza media:
• Hasta el rojo cereza claro (900 °C) para
aceros dulces.
Los aceros rápidos se calientan lentamente hasta
el color rojo y luego rápidamente hasta el blanco
(1.200 °C).
Para enfriarlos, el baño más empleado es el de
agua a 15 o 20 °C, teniendo cuidado de que haya
tal cantidad que su temperatura no varíe sensiblemente al templar. Para obtener temples más
duros se adiciona al agua un 10 % de sal de cocina (cloruro sódico) o ácido sulfúrico. Para temples suaves sirven el agua de cal o los aceites.
Los aceros rápidos se enfrían en una corriente
de aire, aunque también pueden emplearse sebo
o aceite. No debe usarse el petróleo, porque, además de no dar mejor resultado, es peligroso.
Al introducir las piezas en el baño, debe hacerse
de manera que no haya una separación brusca
entre la parte mojada y la seca.
Así, un útil de
torno se entra vcrticalmcnte y se le da un movimiento de vaivén en sentido vertical; de lo contrario, se corre el riesgo de que la pieza se rompa
por la sección que separa la parte mojada y la
sumergida.
Para cortar una barra de acero, no es prudente
hacer ligeras incisiones con la sierra o la lima y
luego acabar de romperla a golpes, pues se corre
el peligro de resquebrajarla; lo mejor es cortarla
completamente con la sierra. Si, por no estar recocida, no es posible cortarla en frío, se calienta
al rojo cereza, si se trata de acero corriente, o al
blanco, si es de acero rápido. Luego, con una tajadera, se abre alrededor una incisión bastante
profunda; una vez fría la barra, bastará un pequeño golpe para romperla.
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