Tratamiento térmico que se da a los aceros al
carbono de construcción. Se utiliza también en
piezas fundidas, forjadas, laminadas, mecanizadas, etc.; y, en general, siempre que se trate de eliminar las tensiones producidas por cualquier
método de conformación. También tiene interés
para destruir los efectos de un sobrecalentamiento o un tratamiento térmico anterior, ya
que afina la estructura.
Consiste en calentar el acero a una temperatura
de 30 a 50 °C superior a la crítica (Ac3) y, una vez
transformado completamente, dejarlo enfriar al
aire en calma.
Se diferencia el recocido de regeneración y del
temple en que el enfriamiento es más lento que
en éste y más rápido que en aquél. Aventaja al recocido en que es más fácil de ejecutar y requiere
menos tiempo.
Su resultado depende del espesor de la pieza,
pues las velocidades de enfriamiento son distintas, siendo mayores en las piezas delgadas que
en las gruesas.
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