Corrosión química
Es el resultado de la acción de los ácidos y los álcalis. Por io que respecta a los ácidos, hay que
distinguir entre oxidantes y no oxidantes.
Acción de los ácidos no oxidantes
Cuando los ácidos no son oxidantes (sulfúrico,
clorhídrico, etc.), la corrosión depende de que el
metal sea capaz o no de desplazar los iones de
hidrógeno de la disolución, lo cual sucede con
los metales situados en el lado activo de la serie
electroquímica, provocando el desplazamiento
de iones de hidrógeno y por tanto la reacción
continuará hasta agotarse el metal.
El hierro es atacado por los ácidos no oxidantes,
lo cual favorece la presencia de azufre.
Acción de los ácidos oxidantes
Los ácidos oxidantes favorecen la reacción catódica de modo que ésta, en ausencia de oxígeno
disuclto, puede producirse rápidamente. Los
metales del lado activo se disuelven en el ácido
nítrico; los del lado noble también, y más violentamente si no se agita el líquido.
El hierro es atacado por el ácido nítrico, pero
aquél puede formar una película protectora en
la superficie, cesando así el ataque, aunque esta
película será disuelta muy lentamente.
Si el ácido está diluido, la corrosión tiene lugar
violentamente, pero, si el ácido está concentrado,
el hierro queda autoprotegido después de un li
gero ataque al principio. Así pues, el hierro
puede pasivarse introduciéndolo en ácido
nítrico concentrado, lo cual le permitirá resistir
la acción del ácido diluido que normalmente lo
atacaría.
Acción de los álcalis
Los álcalis actúan como ligeramente corrosivos
si están diluidos, pudiendo incluso proteger a los
metales. En disoluciones concentradas, los atacan rápidamente.
Los metales susceptibles de ser atacados por una
solución de hidróxido sódico son: cinc, aluminio,
plomo, estaño y cobre. Los más resistentes a los
álcalis son: níquel, plata y magnesio.
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