Las aleaciones o metales antifricción son ciertas
aleaciones empleadas para recubrir cojinetes y
órganos de máquinas dotados de movimientos
de deslizamiento, cuando se requiere disminuir
el coeficiente de rozamiento a fin de evitar el
desgaste de uno de los elementos acoplados, cargando el deterioro sobre el otro elemento de fácil sustitución.
En general, se componen de dos clases de elementos: uno duro, con un coeficiente de rozamiento pequeño, que está englobado en la masa
plástica formada por el otro elemento, y este
otro, que es blando y permite el acoplamiento
del cojinete al eje, repartiendo uniformemente
las cargas. Estas aleaciones deben presentar las
siguientes características:
• Elevado grado de plasticidad.
• Bajo coeficiente de rozamiento.
• Resistencia a la compresión y la fatiga.
• Elevada dureza superficial.
• Lento desgaste por frotamiento.
• Resistencia a la corrosión.
• Conductividad térmica elevada.
• Bajo punto de fusión.
• Adherencia con el metal básico.
Las aleaciones antifricción aparecen en forma
de semicojinetes o semianillos compuestos por
diversas capas, entre las cuales pueden distinguirse: capas monometálicas (constituidas por
una sola aleación), bimetálicas (constituidas por un soporte de acero dulce y una capa antifricción) y irimetálicas (constituidas por un soporte
de acero dulce, una primera capa antifricción,
que es la capa básica, y una capa superficial de
rozamiento).
Los metales más empleados para las aleaciones
antifricción son: plomo, estaño, cobre, cadmio,
aluminio, antimonio, plata, níquel, arsénico y
otros en pequeños porcentajes.
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