Son las relativas al grado de adaptación del material frente a distintos procesos de trabajo a los
que puede estar sometido. Las más importantes
son:
Maquinabilidad. Mayor o menor facilidad a
ser labrado por herramientas o cuchillas de
corte.
Colabilidad. Mayor o menor facilidad a llenar bien un molde cuando está en estado liquido.
Soldabilidad. Posibilidad de ser soldado por
soldadura autógena o de baja temperatura
(blanda o fuerte).
Ductilidad. Aptitud para la deformación de
un metal dúctil en forma de hilo.
Maleabilidad. Capacidad de un metal maleable para ser deformado en láminas. El oro es el
más maleable de los metales.
Templabilidad. Aptitud que tienen los cuerpos (los aceros) para dejarse penetrar por el
temple.
Fusibilidad. Propiedad de fundirse bajo la acción del calor. La temperatura precisa para que
se produzca se llama temperatura o punto de fusión, y es una constante bien definida para los
metales puros. En las aleaciones, la fusión no
acaece a una temperatura determinada, salvo en
las llamadas eutécticas, sino en un intervalo de
temperaturas que varía para los mismos metales
según sea la proporción en que integran la aleación.
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