Se caracterizan por su estructura ferrítica a
cualquier temperatura; por consiguiente, no hay
transformación de la ferrita en austenita en el
calentamiento, ni transformación martcnsítica
en el enfriamiento.
Por este motivo, no existe la posibilidad de regeneración del grano, y la rccristalización sólo es
posible mediante una deformación plástica en
frío, previo recocido, o mediante una deformación en caliente.
A esta familia pertenecen los aceros con un
15-18% de cromo y un máximo de 0,12% de
carbono, que ofrecen una resistencia a la corrosión superior a la de los aceros martensíticos. También pertenecen a ella los aceros con
un 25-30 % de cromo y un porcentaje inferior
al 0,35 %.
Del mismo modo, se incluyen los aceros al
cromo con un contenido de aluminio hasta el
4%, que son más resistentes a la oxidación y
muy utilizados para fabricar resistencias, gracias
a su gran resistividad.
Las propiedades físicas de estos aceros son similares a las de los martcnsíticos. A veces se les
añade nitrógeno, en proporciones entre 0,10 y
0,25 %, para reducir, a temperaturas elevadas, la
velocidad de crecimiento de los granos.
Cuando un acero con un 15-18% de cromo se
calienta a más de 1.000 °C y se enfría al aire, su
alargamiento y su resiliencia descienden gradualmente.
Con un recocido posterior a 750 °C se consigue
aumentar su alargamiento, pero no así su resiliencia, que prácticamente se mantiene. Para poder aumentar ésta, es necesario realizar una
nueva transformación, ya sea en caliente o en
frío.
Los aceros ferríticos, en general, son difíciles de
soldar y se emplean en embutición profunda por
su ductilidad. Son magnéticos.
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