La eliminación de la mayor cantidad posible de polvo en los procesos de
perforación tiene en el barrido con agua a uno de sus mejores aliados. Para este fin
se utiliza por lo general de 25 a 35 galones (95 a 130 litros) de agua por
perforadora y por punta, con presiones comprendidas entre 20 y 80 psi.
La presión del agua nunca debe ser mayor a la del aire.
Caso contrario
puede producir uno o ambos efectos nocivos para la perforación: el agua
introducida al cilindro de la perforadora expulsa paulatinamente el lubricante y/o la
alta presión del agua contrarresta a la del AC, produciendo un funcionamiento
anormal de la máquina.
La regulación de la presión del agua puede realizársela a través del uso de
tanques colocados a intervalos no mayores a 200 pies (60 m) ya que una columna
de 200 pies arroja una presión de 87 psi, a la que hay que descontar las perdidas
por fricción.
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