miércoles, 7 de septiembre de 2016

Video Tractores-robot, pronto llegarán a las granjas



Robots que recogen frutas y cuidan las cosechas. Drones que buscan una pieza de ganado perdida. Podría ser una de las múltiples predicciones sacadas de películas de ciencia ficción como Interstellar.

Pero el futuro de máquinas autónomas diseñadas para alimentar a la humanidad es real y la disrupción tecnológica está empezando a transformar de una manera silenciosa muchos aspectos de la milenaria industria agrícola.

El fabricante de tractores Case IH acaba de convertirse en la estrella de la feria anual de progreso agrícola de Iowa, donde presentó un prototipo de vehículo autónomo que deja pequeños a los coches que se desarrollan en Detroit y Silicon Valley.

La diferencia es obvia respecto al modelo Magnum que se usa actualmente para trabajar el campo. La cabina del conductor desaparece por completo.

En su lugar, equipa cámaras, sistemas de radar y GPS para poder envolverse en el entorno. El agricultor lo programa con una aplicación en su tableta y puede hacerlo trabajar de manera simultánea con otros tractores.

El vehículo de Case IH generó una gran expectación entre los asistentes, y no solo por su agresivo diseño. Con 410 caballos de potencia, es mucho más grandes que otros conceptos.

La consultora IDTechEx calcula que el mercado de los robots y los drones para la agricultura mueve ya 3.000 millones de dólares anuales. Se triplicará a 10.000 millones en 2022, para doblarse de nuevo en 2026.

La revolución AgriTech está ya en marcha. Existen, por ejemplo, miles de sistemas autónomos en granjas que ordeñan vacas, mueven la comida o limpian las ubres sin necesidad de que el humano esté presente.

Más producción, menos costes

IDTechEx calcula que este año se venderán 300.000 vehículos que integran estas innovaciones y proyecta que se doblarán a 660.000 unidades en 2026. “Hay una necesidad mayor por elevar la producción y reducir costes”, señala Research & Markets.

Hace medio siglo, Amos Albert, consejero delegado de la división de robótica de la compañía alemana Bosch, un agricultor era capaz de producir 2.500 kilos de trigo por hectárea. Esa cifra es ahora más del triple. Su equipo desarrolla una máquina autónoma que se llama BoniRob, diseñada para proteger las cosechas.

La maquina se desplaza utilizando un radar similar al que equipan los vehículos autónomos de Google. Además, aprende sobre el terreno.

La demografía del campo, en paralelo, envejece y eso hace necesaria una alternativa. La Universidad de Sydney responde a este reto con un vehículo robótico diseñado para echar una mano a los vaqueros, que puede dedicarse a hacer otras actividades mientras la máquina vigila el ganado.

Avisa cuando es necesaria la intervención humana y puede ser utilizado para determinar si el ganado debe rotar de pasto.

Obstáculos

La irrupción tecnológica, sin embargo, crea recelo. Como señalan los analistas del sector agrícola de JPMorgan Chase, llevará tiempo para que se adopten estas innovaciones porque el trabajo en el campo depende enormemente del instinto.

Otro obstáculo es su precio. “Los robots requieren de una inversión enorme”, señalan desde Research & Markets, “y hay agricultores con métodos diferentes de producción y el en todos los tipos de granja”.

El tractor de Case IH no empezará a comercializarse por eso antes de tres años.

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