Las crestas y los valles de la superficie de una pieza no están normalmente dispuestos en un plano, pero en la superficie que presenta la ondulación (fig. 8) se marcan la altura (h) y el paso de la ondulación (Po), que son muy superiores a los de la rugosidad.
Esta ondulación deriva casi siempre de un defecto de la máquina-herramienta, como puede ser, por ejemplo, la insuficiente rigidez de los órganos, que causan vibraciones de carácter periódico, o también la excentricidad, aunque sea mínima, de los útiles dotados de motores rotatorios.
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